Uno de los singulares objetos que pueden contemplarse en el Museo Memorial del Cinturón de Hierro es éste: un proyectil de mortero italiano Brixia transformado en encendedor. La historia tiene su origen en el frente vasco durante la Guerra Civil, pues perteneció al gudari JUSTO KAIERO URRUTIA, sargento del batallón de ametralladoras Ariztimuño y ha llegado hasta nosotros gracias a la generosidad de su nieto, nuestro amigo Mikel Estrada Kaiero. El batallón Ariztimuno, nº 62 del ejército de Euzkadi, recibió su nombre en honor al literato y sacerdote José Ariztimuño, Aitzol, fusilado por los franquistas tras ser hecho prisionero cuando viajaba a bordo del barco ‘Galerna’. Esta unidad disponía de ametralladoras ligeras y tenía sus compañías y secciones desplegadas en distintos sectores del frente. Con el comienzo de la ofensiva del 31 de marzo de 1937, la participación italiana encuadrada en la Brigada Mixta Flechas Negras se hizo más intensa. Esta unidad militar, de gran dimensión numérica, utilizaba numerosas armas de apoyo tales como los morteros Brixia de 45 mm. Su línea de avance es bien conocida: desde Gernika a Bermeo, donde sufrió un importante descalabro debido a su impaciencia, preludio de la batalla de Sollube que transcurrió durante la primera quincena de mayo de 1937 y en la que participaron, defendiendo el territorio, efectivos del batallón Ariztimuño, entre los que estaría sin duda el sargento Kaiero. Durante esos combates, los vascos arrebataron a los italianos varios morteros con su munición, entre ellos, el proyectil de la imagen. Finalmente, este suvenir de guerra fue descargado y transformado en algo más útil a las costumbres de la época, como diría el libro de Isaías: “Ellos convertirán sus espadas en arados… “, aunque en este caso fuese para un uso más lúdico.
Cinturón de Hierro
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