La historia de un pueblo es el compendio de las historias de sus naturales y vecinos, como el cauce de un gran río recoge las aguas de todos los afluentes que a él llegan, grandes y pequeños, en su discurrir hasta el océano.
Hoy tenemos ocasión de mostraros los UTENSILIOS utilizados por LEANDRO RIQUE, chófer de LAUAXETA, para el ENMASCARAMIENTO DE SU AUTOMÓVIL. Durante la guerra, los conductores además eran mecánicos y se ocupaban de todas las necesidades del vehículo, tales como ocultarlo de la vista de los aviones enemigos, para lo cual cortaban ramas, valiéndose de pequeñas herramientas.
Leandro Rique, nació en Fika (Bizkaia) en 1912, sorprendiéndole la guerra con 24 años. Siguiendo sus convicciones, se alistó en Euzko Gudarostea, siendo destinado como conductor, pasando a ser el chófer de Esteban Urkiaga, Lauaxeta. Por esas fechas, el genial poeta de Mungia desempeñaba el cargo de comandante de Intendencia, además de realizar importantes cometidos en el área de Prensa y Propaganda.
Tres días después del bombardeo de Gernika, el 29 de abril de 1937, Leandro Rique llevó en su automóvil a Lauaxeta y a los corresponsales franceses del diario La Petite Gironde a comprobar los efectos del bombardeo de la villa por la Legión Cóndor alemana, pues la prensa franquista negaba la agresión aérea y culpaba a los propios vascos de la destrucción. Una vez allí, fueron capturados por las tropas franquistas que acababan de entrar en las ruinas de la ciudad.
Así, Leandro Rique fue la última persona que vio vivo y en libertad a Lauaxeta, pues este fue fusilado dos meses después en Vitoria, el 25 de junio de 1937. En la película de 1987 “A los cuatro vientos”, Xabier Elorriaga da vida a Esteban Urkiaga y Ramón Barea a Leandro Rique, quien en el film se llama Genaro.
Una vez perdido Bilbao y el Norte Republicano, Leandro continuó como chófer de la minoría parlamentaria vasca (Partido Nacionalista Vasco) destinado en Villa Endara, en Anglet (Lapurdi). Posteriormente, en 1939, comenzada la II Guerra Mundial, consiguió llegar a Venezuela desde Francia en el barco ‘Cuba’, donde su vida comenzó de nuevo en el exilio, trabajando como mecánico. A su vuelta al País Vasco, murió en 1988 con 76 años.
Hoy podemos contemplar sus utensilios gracias a la generosidad de su hijo Guria Rike, simpatizante de nuestro Museo Memorial del Cinturón de Hierro. También queremos reiterar nuestro profundo agradecimiento a nuestro amigo Javier González, quien pacientemente y con mano de artista ha restaurado la pieza, como suele ser habitual en él.
Se trata de un conjunto hacha – cuchillo desmontable CASE-XX, patente norteamericana de 1935, disponible en las ferreterías de Bilbao un año más tarde, sin duda una pieza única que a partir de ahora podrán contemplar las personas que nos visiten.
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