Con creación del Gobierno de Euzkadi, nació la Consejería de Sanidad, al frente de la cual estuvo el doctor Alfredo Espinosa, posteriormente fusilado por los franquistas. Por su parte, la Sanidad Militar, por las circunstancias de la contienda pasó a depender de la Consejería de Defensa, regida por el lehendakari José Antonio Agirre.
La Sanidad Militar de Euzkadi tenía su sede en el palacio Munoa de Barakaldo y su actuación comenzaba desde el momento del reclutamiento del soldado, con el reconocimiento médico, y terminaba con la curación y vuelta al frente del herido de guerra, siempre que esto fuera posible.
La jefatura la ostentaba el doctor Fernando Unzeta y contaba con una plantilla de 2.600 personas: médicos de batallones, sectores y hospitales de vanguardia; enfermeros; practicantes; transportistas y conductores de ambulancias; y personal de servicio. A su disposición figuraban 345 vehículos, de los cuales, 60 eran ambulancias.
Se decretó la militarización de 52 hospitales necesarios, donde cientos de profesionales, hombres y mujeres, atendieron a los heridos de guerra: hospitales de vanguardia, hospitales médicos, grandes hospitales, hospitales centrales y hospitales de convalecencia. En total, al comienzo de la ofensiva franquista contra Bizkaia, se disponía de 5.000 camas, además de las especialidades de higiene especial, odontología, ortopedia, servicios antigás, servicios de laboratorios y farmacia.
Ello permitió la recuperación y vuelta al frente del 88% de los heridos leves, el 55% de los heridos no graves y el 22% de los heridos graves, con una media de 2 meses de convalecencia, tratándose de un rotundo éxito de la medicina moderna.
En aquellas zonas cercanas al frente, las unidades y puestos quirúrgicos de la Sanidad Militar atendieron a los civiles que lo precisaron, como fue el caso de las víctimas de los bombardeos aéreos sobre las poblaciones.
Fotos: Berangoeta Kultur etxea.
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